H. Matisse. Dance, after the Paris version of the Barnes Mural. 1933
El baile para Matisse personifica el ritmo y la alegría de vivir. Ésta se transmite de forma contagiosa e inconsciente...¡¡cuánta falta nos hacen estas sensaciones!!
Matisse simplifica las formas y satura los colores. Son los rasgos característicos de este pintor, el vigor expresivo y el uso libre del color.
Este grabado, fue encargado en 1930 por el renombrado coleccionista estadounidense Albert C.Barnes, de Pensilvania. Tenía acumulada en su colección privada óleos, acuarelas, gouaches y esculturas del artista y quería como joya de su colección un gran mural para la galería de pinturas de dos pisos de su mansión. Matisse eligió el tema de la danza para embellecer los tres arcos que se extendían por encima de las cristaleras. Expresión de vitalidad y rejuvenecimiento, con figuras simplificadas, líneas fluidas, sin sombras, de movimientos exagerados y poses exhuberantes y con un resultado de armonía compositiva, enfatizando la planitud decorativa y el ritmo dinámico del arreglo.
Grabado original de H.Matisse 1933
Hace treintaymuuuuchos años, las barasoaindarras Charo Zaratiegui y Egipto Maestro, bocetearon el mural de Matisse, que posteriormente pintaron varios socias y socios.
Los trazos y los colores se iban diluyendo con el paso del tiempo, pero nos han estado acompañando en cada una de nuestras actividades en el patio, con ese fondo característico, que para algunos pasa desapercibido y para otros hacía cuestionarnos quiénes lo habían plasmado ahí y cuál era su significado.
Hoy, nuestro mural, ¡todo un Matisse particular!, recobra su color, el mismo que deseamos y anhelamos para retomar los ritmos, sonidos y latidos que tanto amamos.
